La TRM se divide en cuatro fases bien diferenciadas que se aplican al paciente de forma secuencial. Una fase es diagnóstica y las tres restantes, terapéuticas:
La fase diagnóstica (I) puede recibirla cualquier paciente que presente una lesión de la médula espinal, siempre y cuando no exista una situación clínica objetiva que no recomiende la misma.
La fase I es de obligado cumplimiento antes de pasar a la II.
Una vez desarrollada la TAM (Fase II), y tras haber obtenido de con la misma el máximo beneficio funcional en el paciente, el equipo del CIMERM realizará un nuevo diagnóstico multisistema para valorar la idoneidad del paciente para recibir el trasplante (Fase III).
Cada fase es limitante de la anterior: No se pasará a la fase II sin antes haber pasado la I, no se pasará a la III sin antes haber pasado la II y no se pasará a la IV sin antes haber pasado la III.
Si tiene dudas, podemos ayudarle. Lo que usted se está preguntando en estos momentos ya lo se lo han preguntado otros pacientes antes que usted.